quizas.

Aunque el yo poeta que nace cada vez que ella me mira se sienta aprisionado en la paredes de mi cuerpo, esto es un homenaje a la mujer que me empujo a los confines de mi recipicio, es ella la que teme que yo, sea quien soy, ¿puedo cambiarlo?, ¿debo?.

miércoles, 10 de junio de 2009

ASTUTAMENTE


Ahora, las horas se me vienen encima
Los segundos pesan más que las horas
El tiempo me asfixia, me sofoca
Justo cuando pensaba en ser normal
En olvidar asuntos subjetivos, un tanto abstractos
Justo cuando pensé en cortarme el cabello, borrarme el rostro
Y mezclarme con los clones en la calle, en el metro
En la cena con tus padres

Los segundos pesan tanto…

La quimera se enciende en tu mirada
Las puertas se cierran, desaparecen las ventanas
El sonido del mar es tan lejano y seco
Mi rostro se cae a pedazos
Las gaviotas se lo comen, carroñeras

Mi cuerpo es tan pesado…

El azul allá, a lo lejos, tan azul, tan patético
Las flores desprenden olores tímidos
Casi como con vergüenza de su sudor, su olor característico
La neblina se vuelve espesa, impenetrable

El mundo es tan pequeño
Me declaro microscópico, indiferente
Una célula renuente a los trabajos forzados
Los segundos me pesan demasiado
El sudor me cubre los ojos, sabe salado

La tiniebla, es tan simple y predecible
Que las posibilidades no espantan a nadie
La muerte esta a la vuelta de la esquina
Cargando los segundos, que astutamente deje por allí

Insisto, los segundos, pesan demasiado…

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