Durante la guerra, amarte era más fácil
Las bombas me empujaban al orgasmo
La noche repleta de balas me hacia aferrarme a tu cuerpo
Dormir, conciliar el sueño
El sudor se mezclaba con el barro y la sangre
El silencio que me ofrecías era calido, delicado, suave
Eras la persona que me escucha sin importar el bombardeo
Sin decir nada y diciéndolo todo…
Pero la guerra acabo, a menos acabaron los balazos
Y me sentí observado, torpe
No podía invadir tu recinto sin que la gente murmurara
Los dedos me apuntaban como me apuntaba antes el revolver
Durante la guerra, amarte era más fácil
Todo era más fácil,
Incluso ocultar mi necrofilia, en tu tumba-barricada
Maldita paz, maldita, maldita paz.
La cosa es, que de vez en cuando, el viento se me trepa a la cabeza, el agua me quema los dedos, el fuego me apaga las penas y entonces me doy cuenta que alguien al otro lado del mundo siente algo y se lo calla, alguien en el otro extremo del café, siente algo y se lo calla y yo, me muerdo los labios, cierro los puños, me tapo los ojos y solo comienzo a escribir, quizas, no es lo mejor, pero a menos puede provocar nauseas, eso,de donde vengo, es un avance...
quizas.
Aunque el yo poeta que nace cada vez que ella me mira se sienta aprisionado en la paredes de mi cuerpo, esto es un homenaje a la mujer que me empujo a los confines de mi recipicio, es ella la que teme que yo, sea quien soy, ¿puedo cambiarlo?, ¿debo?.
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